Nieves
Fern�ndez Rodr�guez
Tr�bol
del olivo viejo
Premio �Blas
Infante� - Centro Andaluz del Baix Llobregat
- INFANCIA
- Tu verde
ceniciento lleg� hasta mi pupila,
lastimosamente.
Tus hojas eran ojos el�pticos.
Tu tronco de ra�ces te enjugaba las l�grimas
pero no eran de aceite,
ni de sal,
ni de agua.
Me acerqu� a tus ramizas de despojos
pero no escuch� vientos acariciantes.
Un surco a modo de camino me lo dijo.
El olivo est� triste,
languidece la florecilla blanca de su ramaje,
se desvanece hacia lechos de tierra
en su frondoso almagre.
Retorc�as tu pena en tu copa de cielo
como un mal trago,
como el �ltimo brindis que hace el condenado.
Me dej� acariciar por una rama ocre
que se desvanec�a al horizonte en llamas
y envolviste tu tristeza en la m�a.
Ya sabes que siempre me doli�
c�mo te vareaban
aunque t� sonrieras
a ritmo de alpech�n
y de aceituna ingr�vida.
La criba de mis ansias con mis juegos
filtraba las ausencias
pero t� siempre me comprend�as
y el tronco generoso me cobijaba
en gruta o soledad
desde el silencio ni�o
o escondite de abejas
o aposento de miedos
o casa de madera repleta de mu�ecos.
Olivo, no me dejes
que el campo se hace hu�rfano
si me arrancan infancias,
si me extirpan tu suelo.
ADOLESCENCIA
- De rodillas
rogu� tu fruto al fr�o
y te arrop� con pa�os que te desproteg�an
al golpe de las varas.
Ya no puedo jugar al lustre de tus hojas,
ni esconderme en los troncos
de tu bosque encantado.
Apareci� el trabajo
de sol a sol nublado
con premio de rebanada frita
o cata azucarada.
Las manos se hicieron violetas al tornasol del aire
que cortaba las venas.
Tu hoguera se encend�a en los pasos helados
y ofrec�a un calor ficticio de febrero.
Mi piel se enamoraba en los primeros soles
y buscaba en tus formas
caprichos de color de un pintor luminoso del siglo XIX
o palabras con arraigo de Lorca
o la inicial de amor en coraz�n de savia,
con mi sangre y tu savia.
De ti, olivo, a�n guardo adolescencias
con lindes grises y nieblas de lamentos.
�C�mo ha pasado el tiempo!
Despu�s de mil cosechas sigo viniendo aqu�
a ser tu aceitunero.
DECADENCIA
- Hoy te tom� un
bast�n prestado
quer�a prolongar mi brazo con uno de tus
membrudos brazos.
Te doli� la herida y el desgarro.
Ya ves, por los dos han pasado los a�os.
Ya no sabr�a andar
por surcos que se abren como labios
sin cerrar la puerta de salida
de este fugaz pasado.
Un surco a modo de camino
me lo est� diciendo,
me lo est� contando
con voces de arado
y en tono de campo.
Y la tierra toda se est� haciendo eco
con temblor callado para no hacer da�o.
Olivo que tamizas penas y luz agresiva,
has de despertar a todos los �rboles
que exprimen su jugo dorado de almazaras vivas.
Vienen malos tiempos para festejar jocosas cosechas.
Has de dar la alarma
al jornal de invierno,
al aceite sano,
a b�sculas pobres que pesan pobrezas,
�ndices de paro
o tractores transportando ra�ces de �rboles
que ya han sido humanos.
Has de dar la alarma a la primavera
y al mediterr�neo.
Ahora hay que luchar
rama contra espada,
espada con beso,
beso contra labio,
labio contra rama
para estar presentes en este reparto
que sortea olivos
y arranca las hambres de nuestra esperanza.
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