Mercedes
G� Canalejas
El
olivo
- Sin ver nunca un olivar
- jam�s yo supe el motivo
de por qu� el anciano olivo
fue en mi memoria a enraizar.
Cuando en mi ni�ez pintaba
troncos de nudos resecos,
no sab�a que era el eco
de un sentir que me marcaba.
Al pintar el �rbol que amas
lo colmas de frutas rojas,
yo dibujaba, sin hojas,
olivos de secas ramas.
En el mundo terrenal
-a buena fe lo ignoramos-
quiz�s un �rbol tengamos
como un signo zodiacal.
Tal vez posea el olivo
un im�n imperceptible,
que hace que sea imposible
quedar de otro �rbol cautivo.
Si mi ser qued� prendado
del nogal o del casta�o,
os juro, que desde anta�o
el olivo me ha hechizado.
Y con sentido pesar
y tristeza lo confieso,
jam�s me dieron un beso
en medio de un olivar.
Su tierra me podr� dar
el beso definitivo,
si debajo de un olivo
me pudieran enterrar.
- Barcelona, 7 de octubre de
1997
-
[email protected]
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