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Jes�s
Herrera Pe�a
Olivos
de mi tierra
- Olivos de Castilla, la humilde,
la callada;
notarios inmutables del paso de los d�as;
discretos, resignados, que nunca ped�s nada
ni en calurosas siestas ni en madrugadas fr�as.
Verdiazul puntillismo del lienzo castellano,
mezclado con los ocres y azules de cobalto
de la reseca tierra y el monte toledano,
remendando llanuras vistas desde lo alto.
Guerreros alineados, ej�rcitos est�ticos;
vestidos con el caqui perenne de sus copas,
ind�mitos y rudos, impasibles y ap�ticos,
conquistando colinas sus alineadas tropas.
Olivos de mi tierra, foresta de La Mancha,
templados por cien a�os, curtidos por mil vientos;
en la llanura inmensa que se pierde y ensancha,
moteando el paisaje de verdes cenicientos.
Ben�ficos quijotes manchegos del secano;
guardianes de doncellas; h�roes de cien campa�as;�
triunfadores del duro terru�o castellano
en los llanos m�s llanos de todas las Espa�as.
Amigos de reba�os de cabras y merinas,
de tordos y palomas, de grajos y abubillas.
Biombo improvisado de aldonzas campesinas.
Vuestra le�a es sustento de las lumbres sencillas.
Sois la aut�ntica estampa del oasis manchego,
que arranc�is de la tierra lo mejor de su entra�a
para dar, generosos, al sufrido labriego
el b�lsamo que cura las heridas de Espa�a.
C�mplices de perdices, de liebres y conejos
que en cada oto�o huyen de la cruel escopeta.
Refugio de topillos en los tocones viejos,
en oquedades menguas y en las hondas grietas.
Est�is en lo m�s hondo del alma campesina
y sois la herencia viva de la Espa�a jud�a;
llegados desde costas de tierra palestina
a Castilla, al Levante y a toda Andaluc�a.
�Qui�n os trajo a Castilla? �Qui�n os hizo espa�oles?
�Por qu� aguant�is estoicos el cierzo y el solano?
�No os congelan los hielos? �No os abrasan los soles,
ni os ahogan las negras tormentas de verano?
Nunca ser�is un �rbol de adorno en los jardines;
nunca fuisteis cantados por insignes poetas;
por vuestros viejos troncos no trepar�n jazmines,
ni ser�is el sustento de m�sticos ascetas.
Con vuestra flor humilde nadie formar� un ramo;
ni estar�n vuestros frutos de adorno en los fruteros;
no ser�is para el arte objeto de reclamo,
ni ser�n vuestros troncos traj�n de carpinteros.
En vuestros viejos troncos, ni anidan ruise�ores,
ni los enamorados dibujan corazones.
Ninguna primavera os viste de colores,
ni en vuestra rala fronda se ocultar�n pasiones.
��rboles bisabuelos...! que intentan jubilaos
por dar mano de obra al pobre jornalero;
las m�quinas agr�colas intentan desplazaos
fr�amente guiadas por� rico caballero.
Plantas oleaginosas que mueren en verano;
una extra�a pol�tica absurda y despiadada;
un plan de regad�os o el crecimiento urbano,
segar� vuestra vida fecunda y dilatada.
Herencia de olivares sagrados de la historia:
de la rama de olivo y una blanca paloma
y el beso traicionero de m�tica memoria.
Uno estaba en el huerto, el otro en alta loma.
Pero, para el consuelo de la cristiana gente
que religiosamente conf�a en...� un ma�ana,
cada Semana Santa, invariablemente,
no faltar� un ramito de olivo en su ventana.
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